Historia

El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados sobre el tranquilo pueblo de Loreto, enclavado entre las majestuosas montañas y las aguas cristalinas del mar de Baja California Sur. En medio de esta belleza natural, una pequeña tienda de hierbas y especias, conocida como «El Rincón de la Naturaleza», era el lugar de encuentro de los lugareños y visitantes en busca de tesoros locales.

En el interior de la tienda, el aroma embriagador de las hierbas frescas y las especias exóticas llenaba el aire, creando una atmósfera de magia y misterio. Entre las estanterías repletas de frascos de colores y bolsas de té, destacaba una mezcla especial conocida como «Loreto».

La propietaria de la tienda, Doña Alicia, una mujer sabia con años de experiencia en la herbolaria, había creado esta tisana única utilizando una cuidadosa selección de frutas que le encantaban: carambola, manzana, guayaba, kiwi, mango, arándano y maracuyá. Cada una de estas frutas, recolectadas de los campos y huertos cercanos, aportaba su propio sabor y aroma, creando una sinfonía de sabores que encantaba a todos los que tenían el privilegio de probarla.

Junto a Doña Alicia, siempre había un fiel compañero: su perrito llamado Simba. Simba, un grande y vivaz can, acompañaba a Doña Alicia en todas sus labores en la tienda, brindándole compañía y alegría.

Cada tarde, cuando el sol se ocultaba en el horizonte y las luces del pueblo comenzaban a parpadear, Doña Alicia y Simba recibían a los lugareños y visitantes en «El Rincón de la Naturaleza». Mientras los clientes disfrutaban de una taza de la tisana «Loreto», Simba jugaba alegremente entre los estantes, llenando la tienda con su energía y vitalidad.

Con cada sorbo de la tisana «Loreto», los clientes podían sentir la conexión con la naturaleza y la calidez del pueblo de Loreto. Y mientras Simba correteaba por la tienda, recordaban que en este rincón especial, la magia de Baja California Sur se manifestaba en cada detalle, desde la frescura de la tisana hasta la compañía leal del pequeño perrito llamado Simba.